Aviso importante:este FanFic está dirigido exclusivamente a las personas que ya se han leído LOS TRES libros de Memorias de Idhún(MdI), ya que si no te desvelará el final. Esto se llama Spolier, así que si veis que pone"ATENCIÓN: SPOLIER DE..." en algún sitio ya sabéis que cuenta el final de algún libro.
Yanlunn, la última magia
El cabello castaño de Eva ondeó al viento. Lune estaba asomada a la terraza de Limbhad, donde no solía haber ni siquiera brisa, pero últimamente nada era normal. Hacía tres meses que sus padres(los tres) se habían ido a Idhún, alertados por Shail, y todavía no habían vuelto. Y ahora Erik y ella iban a ir a buscarles. De pronto Eva sintió que el shek de su interior se ponía alerta y tuvo que contenerse para no transformarse. Lune suspiró profundamente. Conocía esa sensación.
-¿Qué quieres, Erik?
-Ya estoy listo.
La joven se volvió hacia su hermano conteniendo el instinto. Él, a sus quince años, parecía mayor, al igual que ella. Ambos se dirigieron a la biblioteca de Limbhad, para llamar al Alma. En realidad podrían abrir la Puerta Interdimensional desde cualquier sitio, ya que poseían los conocimientos y el poder necesarios, pero así combinarían su poder con el del Alma y al llegar a Idhún, si se encontraban en peligro inmediato, podrían defenderse mejor. Cuando llegaron a su destino, ambos controlaron el odio, se cogieron de las manos y contactaron mentalmente con el Alma:
-Alma…
Ésta ya sabía sus intenciones y aportó parte de su poder. Los dos jóvenes realizaron el conjuro y desaparecieron de allí.
Unos cuantos mundos más allá, un chico y una chica de quince y catorce años, respectivamente, aparecieron en la llamada Haai-Sil, en el corazón de Idhún. Ambos se pusieron de pie rápidamente, presintiendo el peligro. Sintieron un escalofrío en la espalda, se dieron la vuelta y…Ahí estaba. Aparentemente era un joven de unos veinte años o un poco más. Pero solo aparentemente. Su piel era demasiado blanca para ser normal, al igual que su pelo era demasiado negro. Pero, sobre todo, estaba aquella aura de poder que le envolvía, un aura que era capaz de aterrorizar incluso a un dragón y a una shek. Eva y Erik no necesitaron ni una palabra, ni un pensamiento, ni una mirada. Ambos se dieron la vuelta y echaron a correr al mismo tiempo con todas sus fuerzas. Pero aquel extraño joven o lo que fuera les empezó a seguir e iba mucho más rápido que ellos. Los dos sabían que sólo tenían una oportunidad. Lune y Kareth se transformaron al mismo tiempo en shek y en dragón, respectivamente. Y, por primera vez, no lucharon. Por primera vez el terror fue más fuerte que el odio, y las dos magníficas criaturas batieron las alas con toda su fuerza, en un desesperado intento por dejar atrás a su perseguidor. Este se quedó mirando desde abajo, pero Erik tuvo la sensación de que podía seguirlos en cualquier momento y alcanzarlos con toda facilidad.
Lejos de allí, un joven de piel completamente blanca y de cabellos completamente negros miraba por una ventana de su torre. De pronto notó una ondulación en el aire y luego otra más. En su boca se dibujó una sonrisa que hubiera dejado helado a cualquier mortal.
-Ya han llegado.
En cuanto tocaron tierra, se transformaron en humanos, así llamarían menos la atención.
Eva miró fijamente a Erik. El chico estaba extremadamente pálido, al igual que ella. No sabían que podía haber sido aquella criatura que había estremecido de terror cada fibra de su ser.
-¿Crees que estamos a salvo?-preguntó Lune.
-Espero que sí-respondió Kareth. Intentaba que su voz sonara firme, pero no pudo evitar que le temblara ligeramente.
-¿Qué quieres, Erik?
-Ya estoy listo.
La joven se volvió hacia su hermano conteniendo el instinto. Él, a sus quince años, parecía mayor, al igual que ella. Ambos se dirigieron a la biblioteca de Limbhad, para llamar al Alma. En realidad podrían abrir la Puerta Interdimensional desde cualquier sitio, ya que poseían los conocimientos y el poder necesarios, pero así combinarían su poder con el del Alma y al llegar a Idhún, si se encontraban en peligro inmediato, podrían defenderse mejor. Cuando llegaron a su destino, ambos controlaron el odio, se cogieron de las manos y contactaron mentalmente con el Alma:
-Alma…
Ésta ya sabía sus intenciones y aportó parte de su poder. Los dos jóvenes realizaron el conjuro y desaparecieron de allí.
Unos cuantos mundos más allá, un chico y una chica de quince y catorce años, respectivamente, aparecieron en la llamada Haai-Sil, en el corazón de Idhún. Ambos se pusieron de pie rápidamente, presintiendo el peligro. Sintieron un escalofrío en la espalda, se dieron la vuelta y…Ahí estaba. Aparentemente era un joven de unos veinte años o un poco más. Pero solo aparentemente. Su piel era demasiado blanca para ser normal, al igual que su pelo era demasiado negro. Pero, sobre todo, estaba aquella aura de poder que le envolvía, un aura que era capaz de aterrorizar incluso a un dragón y a una shek. Eva y Erik no necesitaron ni una palabra, ni un pensamiento, ni una mirada. Ambos se dieron la vuelta y echaron a correr al mismo tiempo con todas sus fuerzas. Pero aquel extraño joven o lo que fuera les empezó a seguir e iba mucho más rápido que ellos. Los dos sabían que sólo tenían una oportunidad. Lune y Kareth se transformaron al mismo tiempo en shek y en dragón, respectivamente. Y, por primera vez, no lucharon. Por primera vez el terror fue más fuerte que el odio, y las dos magníficas criaturas batieron las alas con toda su fuerza, en un desesperado intento por dejar atrás a su perseguidor. Este se quedó mirando desde abajo, pero Erik tuvo la sensación de que podía seguirlos en cualquier momento y alcanzarlos con toda facilidad.
Lejos de allí, un joven de piel completamente blanca y de cabellos completamente negros miraba por una ventana de su torre. De pronto notó una ondulación en el aire y luego otra más. En su boca se dibujó una sonrisa que hubiera dejado helado a cualquier mortal.
-Ya han llegado.
En cuanto tocaron tierra, se transformaron en humanos, así llamarían menos la atención.
Eva miró fijamente a Erik. El chico estaba extremadamente pálido, al igual que ella. No sabían que podía haber sido aquella criatura que había estremecido de terror cada fibra de su ser.
-¿Crees que estamos a salvo?-preguntó Lune.
-Espero que sí-respondió Kareth. Intentaba que su voz sonara firme, pero no pudo evitar que le temblara ligeramente.
En cuanto escriba más lo cuelgo.
Sara
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